"El inventor del baile"

A partir de una propuesta pedagógica enviada por AMSAFE ROSARIO para trabajar el 12 de octubre,en el Jardín 62,se hizo esto.
Incluimos acá texto e imágenes para que los vean.







EL INVENTOR DEL BAILE (LEYENDA GUARANÍ ADAPTADA POR NELLY GARRIDO)
Dicen que antes, hace mucho, pero mucho tiempo, los indios no sabían bailar. Bueno, antes de que el tamanduá les enseñara a hacerlo.
Ocurrió cierto día, que andando por la selva, un indio se encontró con un tamanduá (oso hormiguero).
Muy distraídos debían andar los dos, porque de pronto, se encontraron frente a frente sin saber quién tenía que pasar primero.
El tamanduá se paró en sus patas traseras y levantó su largo hocico. Tal vez quería saludar, vaya a saber.
Pero al indio le pareció que quería atacarlo, y empezó a dar golpes con el palo para defenderse.
Como el tamanduá era ágil, cuando vio venir el primer golpe, lo esquivó de un salto, y el palo pegó ruidosamente en el suelo.
Y así siguieron:
Un golpe de palo, un salto del tamanduá. Otro golpe de palo, otro salto del tamanduá. Un golpe a la derecha, un salto a la izquierda. Un golpe a la izquierda, un salto a la derecha. Un golpe hacia adelante, un salto hacia atrás. Un golpe hacia atrás, un salto hacia adelante.
Aquello era de lo más divertido.
El tamanduá, parado sobre sus patas traseras, se movía como un resorte al compás de los golpes que el indio daba en el suelo. Y mientras tanto, acompañaba cada salto con un áspero gruñido.
Pero en un momento se cansó y se mezcló entre todas las plantas que había en la selva.
Cuando el indio regresó a la tribu, contó a sus hermanos lo que le había ocurrido:
- Entonces yo golpeaba, y el tamanduá saltaba: tum, para acá; salta el tamanduá; tum para allá, salta el tamanduá.
Y mientras contaba, iba repitiendo cada uno de los movimientos.
A todos les causó mucha gracia.
- Eso es divertido- dijeron- A ver… ¿cómo es que salta el tamanduá?
Y todos empezaron a imitar los movimientos que hacía el indio:
Tum, para acá. Tum, para allá.
Como les gustó mucho eso de saltar de un lado para otro, pensaron que podían variar los pasos.
Y así fue como nació la danza, de pura casualidad. Primero, saltando como el tamanduá; luego copiando los pasos de otros animales y, finalmente, creando nuevos pasos y figuras.
De esa manera pudieron expresar todo lo que querían decir, todo lo que sentían, sus penas y sus alegrías, sus ruegos y agradecimientos a los dioses.
Bailando, crearon un idioma con el que se puede decir todo aquello que no se puede expresar con las palabras.
Y todo gracias al tamanduá.

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